La tristeza de Kapax, el Tarzán colombiano


Desde hace tres meses Alberto Lesmes Rojas, más conocido como el legendario Kapax, quedó desempleado y está pasando penurias por cuenta de la covid-19. El Tarzán colombiano vive en Leticia, donde el turismo lo era todo. Ganaba 3 millones de pesos mensuales como “asesor de imagen” del hotel Decameron Ticuna. No era un salario muy alto, pero suficiente para vivir tranquilamente en una casa a orillas del río Amazonas, a donde siempre ha pertenecido este héroe y guardián de la selva.

Leticia entró en crisis cuando el Gobierno nacional ordenó cerrar aeropuertos y fronteras. Desde entonces la esquina sur del país quedó aislada, pues a la capital de Amazonas solo es posible llegar por avión desde Bogotá, o por el río desde Brasil o Perú. Kapax trabajaba desde hace 15 años para el Decameron con la misión de recibir a los visitantes nacionales o extranjeros, ayudarles a instalarse, acompañarlos a un primer recorrido y tomarse fotos con ellos. Entretanto, les daba una charla sobre la preservación de los ríos y las características descomunales de la Amazonia. “Eso era todo lo que tenía. Desde marzo estoy sin trabajo. Ni siquiera me han llamado para preguntar: ¿se murió o no se murió?”, dice. 

Antes, cuando Kapax recibía a centenares de turistas, el momento cumbre llegaba cuando los llevaba a visitar la imponente estatua que la Policía de Leticia levantó en homenaje a él. Se trata de una gran efigie de bronce: allí se ve a Kapax sobre el tronco de un árbol con dos felinos salvajes a lado y lado, y una portentosa boa anaconda que le cuelga de los hombros. Esa serpiente ahora forma parte de la leyenda, pero en realidad existió. Se llamaba la Cantalicia, medía casi 5 metros y acompañó al héroe en sus presentaciones hasta hace seis años, momento en que se la decomisaron con el argumento de que el animal pertenecía al Estado.

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